Una tarde lluviosa de invierno en el estadio para el primer partido de equipos hispanos: Costa Rica contra España.
A los veinte minutos, después de múltiples intentos anotó España con autogol de Costa Rica (Valeria del Campo). El nerviosismo o la actitud ofensiva española no permitió a Costa Rica armar jugadas, se limitó a sacar la pelota del área pero no llegó a hilvanar un contraataque que pudiera balancear el juego en la otra mitad de la cancha.
El segundo gol (Aitana Bonmatí) llegó dos minutos después demostrando la superioridad técnica española. La insistencia en el arco provocó una falta que se sancionó con penal, el mismo que España falló. Reitero la coincidencia de penales en todos los partidos hasta el momento ocurridos. Un tercer tanto (Esther González) deja tranquilo al equipo español.
En el segundo tiempo se repite la dinámica. Una España que asume el rol ofensivo frente a una Costa Rica que resiste. Algunas escasa llegadas al arco no generan ningún cambio. Las estadísticas indican más de cuarenta remates al arco frente a uno de Costa Rica.
Continuarán los goles mientras Costa Rica se limite a sacar fuera y no baje con su equipo colectivamente para armar una posible jugada de contraataque. Si bien la defensa se planta frente a la ofensiva española, no concreta el quite de la pelota, ni presiona para hacer sentir a las jugadoras incómodas.
La figura el partido, la arquera Daniela Solera. Hoy será un cumpleaños que nunca olvidará.
Un gol anulado por posición adelantada inauguró el partido entre Suiza y Filipinas. Posteriormente primer gol de penal (Bachmann) para Suiza y un segundo gol (Piubel) consecuencia de múltiples tiros hacia el arco que al final dieron resultado.
El esquema del partido se asemeja al de España y Costa Rica. Un equipo superior, en este caso Suiza, frente a otro que adopta la posición defensiva, Filipinas. No se aprecia capacidad de organizar contraataques, la defensa simplemente libera la pelota del área para volver a entregársela al equipo contrario. Falta de técnica y de control de bola detenida.
La gran diferencia entre este partido y el de España y Costa Rica fue el arbitraje. En este caso tenemos a una árbitra, Vincentia Amedome (Togo), que debuta en campo internacional, la inexperiencia se nota por el exceso de tarjetas amarillas en jugadas que no ameritaban dicha sanción.
No es de extrañar que sean países colonizados los que tienen mayor dificultad para destacar frente a países colonialistas en los que la tradición del fútbol de mujeres ya tiene una trayectoria, recursos, patrocinadores, políticas educativas que incentiven los deportes, entre muchas otras diferencias estructurales que pesan, como pesa el tiempo y el espacio.
Y eso es precisamente la colonialidad, el rastro histórico que impacta todas las áreas de la sociedad, perpetuando las diferencias jerárquicas y racistas de dominación.