A todos nos sorprendió que en la final de la copa mundial interrumpieran en el campo cuatro personas vestidas con pantalones y saco, lo que a mí me pareció que era un atuendo a modo de Chaplin, pero según la prensa en Rusia estaban vestidas como policías. Fue sólo una toma la que vimos pues las cámaras no las enfocaron más, como suele ser la consigna para desalentar a quienes quieran de esta manera hacerse populares. No deja de ser meritorio que hayan logrado entrar al campo de juego cuando había un policía cada medio metro, ¿cómo lo hicieron?
Al día siguiente se difundió la noticia de que fueron las Pussy Riot quienes habían irumpido en el último partido de Rusia 2018. Pussy Riot es un colectivo de punk feminista ruso que llamaron la atención mundial cuando fueron detenidas y condenadas a dos años de prisión en el 2012. La irrupción en la Copa Mundial, su más reciente performance, fue una acción de protesta en demanda de la libertad de expresión y en contra del actual presidente Vladimir Putin. Desde su creación en el 2011, Pussy Riot ha realizado varias performance enfocadas a poner en evidencia la represión que sufren quienes tienen ideas diferentes a las del gobierno. Especialmente sus performance que atacaban a Putin, durante su campaña de reelección y su posterior victoria en el 2012, les ganaron la estancia en prisión a dos de sus miembros.
Lamentablemente la mayoría de gobiernos en turno ha olvidado que el derecho a disentir es uno de los pilares de la democracia y que mientras no violenten a nadie, las personas son libres de expresar su opinión a favor, pero especialmente en contra de quienes gobiernan. Dichas expresiones de la voluntad popular deberían ser termómetros, indicadores directos de lo que la población necesita, quiere o está en desacuerdo. Las personas en el poder deberían tomarse en serio las formas de expresión populares y pensar en modos de diálogo que incorporen sus demandas o que busquen alguna manera de comprensión y entendimiento. Sin embargo, una vez en el poder, los políticos se olvidan que están ahí por voluntad del pueblo e interpretan todo acto que contradiga sus acciones como un acto subversivo, gratuito y de mala fe.
Las Pussy Riot siguen detenidas hasta el día de hoy, cuatro días después de terminada la Copa Mundial de Fútbol. Hoy en el Perú se está realizando una marcha en contra de la corrupción y en contra de quienes siendo corruptos pretenden liberar al país de los otros corruptos, pero sin voltear a verse a sí mismos. Es realmente lamentable el nivel de cinismo de nuestras autoridades. Espero que la protesta se desarrolle de forma pacífica y de que el gobierno respete a quienes protestan por estar ejerciendo su pleno derecho a disentir.